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Viajar es asomarse a otras realidades para descubrir que solo hay una humanidad

Ruta por Marruecos, nuestro país vecino, con Be Wild Be Proud.


Por Myriam Estarrona, viajera de la Expedición a Marruecos de 2022.


Myriam, Illán y Cris observando el Valle de las Rosas a la altura de Bou Tharar. Autor: Mario Marty

Hoy hace seis meses que iniciamos el viaje a Marruecos y, antes de escribir sobre lo vivido, quiero tomarme un tiempo para dar las gracias.


Estoy inmensamente agradecida por ser una mujer libre; por poder disponer de mi tiempo para hacer con él lo que más me gusta o me hace sentir bien.


Agradecida por tener una nacionalidad y unos medios que me permiten viajar y descubrir otras culturas y paisajes; otra gente. Y además de agradecida, me siento muy consciente de mi situación de privilegio y también responsable de devolver una pequeña parte de lo recibido sin haber hecho nada particular para merecerlo.


¿Cómo? Pues tratando de hacer la vida más fácil a quienes tienen que dejar esos países en los que se han criado (los mismos que yo voy a visitar por inquietud y disfrute) para buscar una vida mejor, más digna; quienes tras tremendas odiseas llegan a España y encuentran una gran hostilidad. Ojalá con mis actos pueda hacer sentir a alguien bienvenido, acogido, relevante, realizado. Me encantaría dar "baraka" o suerte a quienes no la han conocido.


Eso es lo que trato de hacer con mi trabajo, por ejemplo, con parte de mi tiempo cuando estoy en casa. Saber que hay mucho más que puedo hacer, me anima a seguir creciendo personal y profesionalmente; lo que comparto con la maravillosa comunidad Be Wild Be Proud, compuesta por personas realmente inspiradoras y a quienes también quiero dedicar unas palabras de agradecimiento: Marta, Mario, Isma, Nacho, Ángel, viajeras… gracias por atreveros a imaginar un mundo mejor y activaros para construirlo juntos.


Y compartida esta reflexión, continúo volcando otros pensamientos y emociones que este país me evoca, al tiempo que trataré de hacer un resumen de lo vivido en nuestro viaje a Marruecos el pasado agosto.


Día 17: llegamos a Marrakech desde Essaouira


Allí mi chico y yo habíamos pasado algo más de dos días entre arena, olas del mar, puestos de pescado, rachas muy fuertes de viento, riads y colores y sabores que nos acompañarían el resto del viaje. ¡Cómo echaba de menos llegar a un sitio con referencias desconocidas y dejarme sorprender!


Esa noche conoceríamos ya a todos nuestros compañeros de viaje, excepto a María, que se sumó al día siguiente. Compartimos nuestro primer tayín en el café France y dimos una vuelta por la Medina hasta llegar al Mosaic, el hostal donde dormíamos (no sin antes perdernos un poquito entre las callejuelas asombrosamente vacías).


La plaza de Jemaa el-Fna durante la noche, en Marrakech. Autora: Myriam Estarrona

Día 18: Marrakech - Tizi N'Oucheg (Valle de Ourika)


Por la mañana quedamos para hacer un poco de turismo y visitamos el Palacio de la Bahía, primer (y prácticamente único) monumento que recorreríamos con tanto ahínco durante el viaje. Tras pasar por una botica antigua y comprar rosa mosqueta, iniciamos el camino de vuelta al hostal, donde recogeríamos las cosas antes de quedar con nuestros súper guías (y ya colegas) Isma y Mario. Comemos juntos en el jardín de la Koutubia y tenemos el primer susto con la policía, que pretende que paguemos una multa por salir por una dirección “prohibida” no señalizada. Somos observadores del clásico performance de: amigo, discúlpame, yo no lo sabía, no volverá a ocurrir, choca puño, agita mano. Salimos ilesos de esa (y de todas las demás).


Hacemos la ruta en coche hacia Tizi. ¡Menudas vistas más impresionantes! El Atlas parece no terminar nunca, casi nos dolía ya el cuello de no parar de mirar por la ventana cuando nos encontramos con dos chicos de la zona que suben la carretera imposible en una moto diminuta. Son de la zona y les divierte mucho ver dos coches de “guiris” por su pueblo. Entre risas nos prometen acompañarnos al día siguiente en la ruta de montaña (algo que nunca cumplirían). Llegamos a Tizi. Del primer día recuerdo el precioso atardecer, el té y un tajín que quedaría entre el top 3. Por la noche subimos a la azotea y charlamos sobre las expectativas del viaje con nuestras nuevas camisetas de “Instagramers”.


El camino por el Atlas hacia Tizi N'Oucheg. Autora: Irene Placer

Día 19: Tizi N'Oucheg


Preparamos las mochilas para subir al Plateau Yagour (ilusos de nosotros, no sabíamos lo que nos esperaba). Nourdine , uno de los líderes del proyecto comunitario donde nos hospedamos y del que dependen la escuela y otros servicios básicos, nos acompaña un rato y nos muestra el camino. La subida es dura, lo que nos obliga a ir muy pendientes de nuestros compañeros y detectar cuándo necesitamos ayuda. Hay reacciones y respuestas que nos permiten conocer mejor a nuestros compis y poco a poco, va surgiendo el cariño.


El grupo descansando en la cima del Plateau Yagour, en la cordillera del Atlas. Autora: Myriam Estarrona

Comemos al lado de una fuente rodeada de un pasto precioso e innumerables ovejas. Nos echamos la siesta en un silencio sepulcral o silencio noble. Seguimos y montamos el campamento en un lugar recogido; salimos a buscar (infructuosamente) petroglifos, pero encontramos un refugio guapísimo y un atardecer que aparece cuando estamos en la cima comiendo frutos secos. De vuelta nos dejamos asombrar por el manto de estrellas, el que nos cubre también mientras dormimos.


Día 20: Tizi N'Oucheg


Antes de descender conocemos a Brahim, un pastor local que nos acompaña a ver los petroglifos ¡Por fin!, ya podemos volvernos satisfechos. Tras otros encuentros con pastores, recogemos y descendemos del Plateau con mucha más ligereza que en la subida.



Llegamos al albergue de Tizi para comer un rico couscous y conocemos a dos estudiantes franceses que nos acompañarán durante parte del día.


A última hora, Nourdine nos enseña la asociación y los proyectos que han sacado adelante con mucho trabajo y la participación de todo el pueblo. Una prueba más de la capacidad del ser humano para auto-organizarse y dar respuestas creativas a necesidades sociales no cubiertas.


Por la noche, antes de descansar, volvemos a juntarnos en la azotea para una velada en la que compartimos cómo hemos vivido la ruta y esos días en la montaña. Florecen muchas emociones y brotan palabras de agradecimiento por la ayuda prestada. Gracias a todo ello ya nos sentimos grupo y familia viajera.


El grupo en la cima del Plateau Yagour. Autor: Mario Marty

Día 21: Salida de Tizi N’Oucheg dirección Ouarzazate


Nos despedimos con un paseo por el pueblo y una misión que cumplir: conseguir pegamento para reparar las botas de Illán ¡Toda una aventura y…misión cumplida! Antes de bajar pasamos también por la depuradora comunitaria y el proyecto de reciclaje.


Recogemos y salimos en coche porque tenemos un camino largo entre montañas y valles. Hacemos una parada para probar otro de los clásicos de la gastronomía marroquí: el zumo de naranja en puestos callejeros. Coincidimos con un tipo con muchas ganas de charlar que nos muestra un libro en catalán que había escrito un “escritor, pensador y erudito” local. En una segunda parada comemos en lo alto de un puerto de montaña y nos pilla la tormenta. Nos refugiamos en un local donde tomamos el enésimo y delicioso té del viaje.


Retomamos camino e iniciamos la “ruta de las Mil Kasbahs”. Nos detenemos en un valle con muchas de estas edificaciones fortificadas de origen amazigh que llaman nuestra atención. En este trayecto descubrimos las dotes de Isma como Dj y empezamos la lista de Spoty del “coche guay”.


Llegamos a Ait Ben Haddou, el lugar más turístico que conoceremos durante el viaje, puesto que allí se han rodado películas como Lawrence de Arabia o Gladiator y donde, de hecho, se encuentra uno de los estudios cinematográficos más grandes del mundo: los Atlas Studios. Nos adentramos en la kasbah a hacer fotos y cotillear puestos, hasta que vemos a Isma bajar con el hombre que resultaría ser el guardián del lugar, quien portaba las llaves para cerrar, y su burro (en el que no le dejó montarse).


Salimos hacia Ouarzazate, nos tomamos nuestra primera cerveza en un hotel de lujo que encontramos por casualidad y llegamos al Cinema Riad para cenar y dormir. Allí compartimos otro buen rato de charla, Isma y Mario nos presentan BWBP y rajamos hasta que nuestros párpados no nos permiten seguir.


Dos mujeres contemplan el Ksar de Ait Ben Haddou. Autor: Mario Marty

Día 22: Ouarzazate - Kelaat M'Gouna - Bou Tharar


Visitamos la kasbah de Ouarzazate y conocemos un riad gestionado por una mujer increíble que lucha para dar oportunidades laborales y vitales a mujeres divorciadas y viudas.


Salimos hacia Kelaat y el Valle de las Rosas. Comemos nuestro primer cordero fresco en frente de la misma carnicería. A mitad de camino hacemos otra parada para dar un paseo poco común por una kasbah abandonada en medio de un palmeral donde jugamos a “encuentra la bandera”, entre risas y otros descubrimientos curiosos. Antes de volver al coche nos refrescamos en la acequia, y comemos unos cuantos higos.


Continuamos hacia Bou Tharar pasando por otro valle que nos obliga a bajar para unas buenas fotos. Llegamos al hotel Tamalaute, donde Mohamed y su familia nos dan la bienvenida y nos acompañan a dar un paseo y ver el atardecer en la montaña para contemplar el pueblo desde lo alto. Allí escuchamos la llamada al rezo desde la mezquita y vemos a unos cuantos vecinos arrodillarse para hacer lo propio. Volvemos de noche y cenamos en el hotel, un proyecto familiar con muchísimas posibilidades.


Desayuno en la cueva del hotel Tamalaute, en Bou Tharar. Autor desconocido

Día 23: Bou Tharar - Gargantas del Dades


Solo María cumple con el compromiso que habíamos adquirido la noche de antes con la familia de Moha: bajar al horno a primera hora para aprender a cocer el pan. Sin embargo, el proceso es tan laborioso que conseguimos llegar a tiempo y hacer nuestras propias hogazas. Desayunamos en una cueva que parece de postal y salimos a dar un paseo por los huertos de Bou Tharar con Moha y su hermana Fátima, quien está muy interesada en aprender algo de español, pues parte de su familia reside en España y los irá pronto a visitar. Por el camino hacemos una videollamada con todos ellos.


Salimos del hotel por una pista de montaña en medio de la nada y aprovechamos el escenario para hacer un poco el tonto corriendo detrás de los coches decorados con el merchan de BWBP. Llegamos a Boumalne Dades y comemos allí.


Salimos hacia el cañón de Monkey Fingers, por el que damos un paseo bien entretenido que termina en un tramo de escalada para los más atrevidos. Volvemos por amenaza de tormenta y falta de luz ¡Otro día que se nos hace de noche en plena aventura!


Llegamos al hotel La Gazelle y cenamos juntos. Proponemos una velada que degenera en una conversación sobre terraplanistas y teorías conspirativas hasta que nos regañan por hacer ruido.


Un trekking por el cañón de las Gargantas del Dades. Autora: Myriam Estarrona

Día 24: Dades - Imilchil


Salimos y recorremos otra carretera serpenteante. Pasamos por Tinerhir y las Gargantas del Todra para subir hasta Imilchil por el Atlas. De camino, paramos en una fuente donde nos encontramos con una familia que nos invita a té mientras nos pregunta con ilusión y curiosidad sobre nuestros planes de los próximos días.


Llegamos a Imilchil y comemos cordero fresco, recién troceado y asado en la misma carnicería. Allí conocemos a dos hermanos, uno de ellos, Amin, vive en Almería; el otro en Alemania. Están en Marruecos para celebrar su boda.


Salimos hacia el lago Tislit, donde montamos el campamento (digno de exposición). Se hace de noche y nos acercamos a ver los animales y las estrellas. Cuando estamos a punto de recogernos, nuestros nuevos amigos vienen a vernos. Cenamos y escuchamos atentos su historia de migración, la que nos comparten con crudeza y cercanía a partes iguales. También nos cuentan cómo hace solo unos días un niño se ahogó en el lago sin que nadie pudiera ayudarlo a tiempo por falta de medios, un acontecimiento que había generado protestas y otras formas de movilización de los lugareños.


Nuestro campamento después de una noche en el lago Tislit. Autor: Illán González

Día 25: Imilchil - Tinerhir


Desayunamos en el campamento y salimos hacia el lago Islit. Nos damos un baño de esos que regeneran el cutis (por no decir algo menos fino).


Volvemos a Imilchil para comer y tomar un último café con Amin. Compramos unos pasteles locales y acariciamos a la oveja que está atada a un poste como buena mascota esperando a su dueña.


Una oveja esperando fielmente a su dueño. Autora: Myriam Estarrona

Salimos hacia Tinerhir y Todra. Esta vez bajamos para dar un paseo por las imponentes gargantas y aprovechamos para comprar un turbante (nos hará falta en el desierto).


Llegamos al Auberge Alí, donde nos espera la noche más surrealista y divertida de todo el viaje. Después de cenar Alí llega con un grupo de amigos, muchas cervezas (y bebidas espirituosas de cuyo nombre no quiero acordarme), yembés y turbantes para todos. Comienza la fiesta y aprendemos la versión local del “Aquí no hay playa”. El amigo trajeado de Alí se raja el pie pisando una copa, Isma rompe el lavabo por apoyar su ropa mientras se duchaba y Alí reprende a los músicos acompañantes por no ir al compás entre otros inquietantes y desternillantes sucesos.


En algún momento de la noche (o de la madrugada) una mente lúcida propone que nos vayamos a dormir y se hace el silencio en tiempo récord.


Día 26: Tinerhir


Desayunamos y algunos salen a dar un paseo por palmeral en compañía de Alí. Varios viajeros tenemos malestar. Entre el cansancio acumulado y los problemas de estómago propios de estos viajes, decidimos entre todos no continuar hacia el desierto y quedarnos un día más descansando en Ca Alí. Además, Alí y su compañero Moha nos cuidan bien y nos dan infusiones de hierbas locales con propiedades curativas ¡Mano de santo!


Por la tarde se propone otro paseo por Tinerhir: medina y meláh (barrio judío). Tras parar por una casa tradicional de alfombras, algunos vuelven con los deberes hechos. Cenamos tarde y vamos a dormir. Quienes no podemos disfrutar del couscous con verduras comemos arroz blanco a prueba de fluidos.


El zoco en Tinerhir. Autora: Myriam Estarrona

Día 27: Tinerhir - Rissani - Merzouga - Khamlya


Salimos temprano y desayunamos en la carretera, camino al desierto. Comemos en Rissani y continuamos hasta llegar al Sahara, donde nos espera una grata sorpresa en esta dinámica de “palo-zanahoria” en la que, tras algo de sacrificio siempre llega una buena recompensa. Entramos en un local en el que encontramos aire acondicionado y una nevera gigante llena de cervezas y refrescos que regenta Jordi, un entrañable catalán.


Tras la parada en “boxes” llegamos a Khamlya, donde la comunidad gnawa nos espera para comer. Nos reciben con música (que nos acompañará durante toda nuestra estancia allí) y entre el sonido del gembri y otros instrumentos, vemos a una mujer entrar en trance. Quedamos fascinados con el poder sanador de la música que interpretan y, relajados, nos echamos una buena siesta.



Por la tarde damos un paseo por el pueblo y más tarde, cenamos (también con música). No podemos acampar por peligro de lluvia, así que quienes nos acogen nos ofrecen un lugar para poder extender nuestras esterillas y sacos ¡Nada mejor que pasar la noche al raso en el desierto!


Día 28: Sahara - Skoura


Empezamos la ruta por las dunas del desierto del Sahara. Autor: Mario Marty

Nos levantamos y, antes de que el sol empiece a apretar, damos un paseo mañanero por el desierto en compañía de Ismail. Entre las imponentes dunas sopla mucho viento, que levanta la arena por todos lados y nos regala una vivencia muy auténtica.


Volvemos para desayunar en el campamento gnawa y tras la ducha tenemos nuestra despedida musical. Antes de irnos, Mohamed nos cuenta la historia de este pueblo: una historia de sufrimiento y superación; de supervivencia y adaptación al medio que nos interpela y nos revuelve. También nos comparte la historia del proyecto social que ha impulsado en la aldea para ofrecer un futuro digno a los hijos de la comunidad para que puedan crecer y vivir allí.



Salimos; iniciamos nuestro viaje de vuelta a Marrakech. Pasamos por el bar de Jordi para comprar un palé de cerveza y retomamos la carretera. Entre el juego de las Kashbas (kashba=puñetazo amistoso en el hombro o donde una pille), las conversaciones profundas y los buenos temazos el tiempo pasa volando.


Llegamos al camping Amridil (Skoura), donde pasamos la noche. Montamos campamento, cenamos unas cuantas latas de sardinas que nos saben a gloria y entre cervezas estamos de charleta hasta que el dueño del camping nos pide muy amablemente que nos vayamos a dormir.


Día 29: Skoura - Marrakech


Desayunamos (de lujo) y nos damos un baño en la piscina (otra zanahoria). Nos cuesta, pero terminamos saliendo y retomando el viaje. Paramos a comer y encontramos una terraza en Taqqert donde disfrutamos de nuestra carne favorita, la kefta, y unas ensaladas.


Llegamos a Marrakech con unos cuantos sustos en el cuerpo por lo increíblemente mal que conducen en esa ciudad sin ley. Nuestros queridos guías y compis han alquilado un apartamento recién reformado, impecable, aunque decorado con un gusto cuestionable (eso sí, las lámparas tienen neones de colores e hilo musical incorporado, lo cual se agradece).


Salimos a cenar al centro y al volver, disfrutamos de nuestra última noche de cervezas y velada con evaluación del viaje incluida.


Chema feliz engullendo brochetas y kefta. Autora: Myriam Estarrona

Día 30: Marrakech


Damos nuestro último paseo por la medina y aprovechamos para hacer compras. Comemos juntos en la Gazzele y salimos hacia el aeropuerto, no sin antes achucharnos infinitamente y decirnos muchas veces cuánto hemos disfrutado y cuánto más nos vamos a echar de menos.


Último paseo por la medina de Marrakech. Autor: Illán González

Y aquí termina nuestro viaje y comienza una historia de amistad, de comunidad, de proyectos compartidos. Porque todo eso es Be Wild Be Proud. ¡Nos vemos en la próxima quedada!


Nota de Be Wild: si queréis volver a disfrutar del recorrido de este viaje, ¡os compartimos estos bonitos vídeos que dan buena cuenta de lo que pasó en Marruecos!



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