Ruta Al Exilio: la conquista del relato
- Mario Marty Agudo
- 25 jul
- 4 Min. de lectura
Este texto se publicó originalmente en nuestro correo de los miércoles. Un mail que enviamos cada semana donde aspiramos a transformar tu forma de vivir los viajes. Lo compartimos en abierto por su especial relevancia. Si quieres entrar en esta lista para recibir un correo cada miércoles, lo puedes hacer a través de este enlace.

Estamos viviendo una era curiosa.
Globalizada y sin escrúpulos.
Una batalla por el relato que se juega en el tablero político, derramándose y ensuciando todos los niveles de la sociedad.
Aunque tratemos de vivir ajenos a ello, a veces la basura llega a nuestra playa. Toca limpiarla por decencia, aunque sea en este pequeño espacio que abrimos para hablar de viajes de una manera tan distinta.
Tranquis que el viaje es, como siempre, nuestro hilo conductor. Ahí va.
Hace una semana comenzó la 5ª edición de Ruta Al Exilio: “Una tierra por cantar”. Una iniciativa pedagógica en la que 40 jóvenes de 16 y 17 años de toda España están recorriendo durante dos semanas los principales lugares de memoria del exilio republicano y civil por Navarra, el sureste de Francia y Cataluña.
Y sobre todo, y esto nos importa, es un viaje iniciático en muchos aspectos para chavales y chavalas que nunca han salido de casa. Imaginad el BUM de sus mentes al meterse en un saco mirando las estrellas, patear la montaña bajo el sol o abrirse a conocer nuevas realidades sociales y territoriales que, quizá, posibiliten itinerarios vitales radicalmente nuevos.
¿Os acordáis de vuestro primer viaje? ¿imagináis haberlo hecho con Be Wild? Pues eso.
Esto, imagino yo, no escama a nadie. El otro tema, el histórico, el pedagógico…hace pupita.
Podéis hacer un flashback hacia alguna clase de historia en el colegio.
¿Ya?
Probablemente no recordaréis mucho de este tema. La razón es que solo los últimos capítulos del pesado libro dedican sus páginas a este oscuro episodio de nuestra historia. El del golpe del 36, la guerra y la dictadura. El de la posguerra, la Transición y la llegada de la democracia moderna. Si el profe saca tiempo para impartirlo en un calendario tan apretado, será deprisa y corriendo. Y da gracias.
El resultado de esto es que las nuevas generaciones de españoles y españolas no recuerdan, desconocen y olvidan. Una condena de repetición.
Olvidamos 40 años de represión social, intelectual y política. De muerte y desapariciones forzadas. De un régimen que situó a España en la cola de Europa.
Hagamos el análisis que hagamos sobre ello, no podemos entender nuestra realidad actual sin comprender lo que pasó en tiempos anteriores. Esto es universal. De aquí a la Conchinchina. Para eso se hace Historia con mayúscula, como ciencia.
No me sorprende el eco que está teniendo Ruta Al Exilio en los medios. Es dinero del Estado y cuando se destina a memoria histórica siempre levanta las mismas ampollas. Lo que asusta es la fragilidad de la opinión pública y las maniobras para controlarla.
Entiendo que es julio y no hay mucha chicha, pero después de una “profunda” investigación, uno de los periodistas que escriben sobre el proyecto se refiere a Be Wild Be Proud como una asociación “dedicada a organizar viajes grupales de distinto tipo”. Y luego a cuestionar nuestra capacidad de recibir y administrar el dinero público que posibilita el proyecto. “El valor de ser libres y fiables”, reza el claim del medio que ha publicado esto.
Y ale, a pastar.
En la facultad de periodismo nos explicaban la importancia de contrastar distintas fuentes. De echar una llamadita al menos, para confirmar algunos datos antes de escribir rezumando bilis. Hoy en día da igual.
Se publica para controlar el relato. Esa es la batalla.
Si nos hubieran llamado, me habría gustado decirle al señor periodista algo como esto:
En Be Wild Be Proud trabajamos para dotar al viaje, una vez más, de su poder revolucionario. Un viajero es un narrador que sale de casa para explicarse el mundo a él y a otros. En el camino descubre que el verdadero cambio está en uno mismo y en cómo nos relacionamos con el entorno y los demás. Por eso, viajar de forma responsable es viajar con conciencia crítica, y eso dista mucho de la simple tarea de organizar expediciones. En este proyecto tenemos la oportunidad de dar a los jóvenes herramientas de transformación social. No son solo paisajes y tierras extrañas.
Estos días hemos visto como jóvenes de 16 años cruzaban fronteras a pie, cuestionando su existencia y entendiendo su poder. Valorando, también, el privilegio de nacer en un lugar del mundo como es la Unión Europea en esta época.
Jóvenes hablando y escuchando a nuestros ancianos, los últimos resquicios de memoria viva, aprendiendo de sus consejos e historias que se apagan. Hemos visto jóvenes de toda España construyendo redes y lazos profundos, trabajando la convivencia y la memoria.
Es, aunque nuestro amigo periodista lo cite en plan satírico, “una inversión estratégica por parte del Estado en el futuro de la sociedad”.
Creo que esta forma de viajar aporta más que una semana de vacaciones en la Costa Brava.
Y estoy seguro, aunque lo cuestionen, de que solo nuestra asociación podría hacerlo así.
Porque dejamos de promover lugares para promover la comprensión del Otro. Y así, evitar tragedias como la que sacudieron la vida de tantas personas. De nuestros abuelos y abuelas.
Y sí, también organizamos proyectos educativos de este tipo. Te puedes meter en nuestra web a verlo y ya habrás hecho más que varios periodistas que cobran por ello.
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